El mercado negro de pesticidas: cómo se envenena tu cesta de la compra

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Desde la Propuesta para la reducción del uso de pesticidas queremos aclarar que el problema no es solo con los pesticidas ilegales. En realidad, los legales, que son la mayoría, son el problema. Ya que se ha legalizado lo que debiera ser ilegal.

 

El viento de Levante sopla fuerte en el Campo de El Ejido, donde los invernaderos se convierten en protagonistas del paisaje en competencia con el mar. Esa zona de la provincia de Almería está muy lejos de formar un paisaje rural idílico. En el laberinto de invernaderos, multitud de plásticos vuelan por el aire; las balsas de agua que riegan las hortalizas tienen un color verde intenso y algunas están cubiertas de una espuma amarilla sospechosa; los jornaleros inmigrantes circulan en bicicleta por caminos angostos jugándose el tipo entre un tráfico intenso de furgonetas y camiones que abastecen de frutas y verduras los supermercados de España y Europa, y en los escasos descampados que hay entre nave y nave proliferan vertederos donde se arrojan ilegalmente envases de pesticidas, altamente tóxicos para las personas y muy contaminantes para el medio ambiente.

Ese ‘mar de plástico’ se extiende por una gran parte del sudeste peninsular.Bajo la realidad observable a golpe de vista se esconde un problema que afecta a la salud de los agricultores y consumidores y a la protección del medio ambiente: el uso de pesticidas ilegales para evitar que las cosechas se malogren y, de paso, ahorrar un poco de dinero y ser más competitivos que el vecino. El resultado es la presencia en los mercados de frutas y hortalizas que son tratadas con productos clandestinos no controlados, muchos de ellos de elevada toxicidad. No solo ocurre en el sudeste, sino también en el resto de España y parte de Europa.

A pesar de que la legislación de la Unión Europea en el uso de pesticidas es la más restrictiva del mundo, Bruselas estima que en torno al 10% de los pesticidas comercializados en sus países miembros es ilegal y no está sometido a los controles sanitarios preceptivos. Llega al 25% en aquellos que tienen fronteras con países terceros. Europol cuenta a este diario que aunque no posee estadísticas específicas, “aún hay enormes cantidades de pesticidas ilegales que siguen entrando en Europa” y recalca “su lucha diaria contra este tipo de delito que afecta muy gravemente a la salud de los consumidores de la UE”.

En España, el cálculo del mercado negro es difícil de hacer, pero las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la patronal de los fabricantes Aepla admiten de forma conservadora ese 10%, lo que habría representado un valor aproximado de 110 millones de euros en 2016. La Oficina de Propiedad Intelectual de la UE lo eleva hasta una estimación del 18%.

 

Mercado negro y globalización

China es la mayor preocupación de las autoridades. Allí se fabrica el 98% de las sustancias químicas de las 1.150 reconocidas por Naciones Unidas, muchas de ellas prohibidas en España para su uso en la agricultura. Desde el país asiático se exportan a Europa pesticidas no autorizados o productos agroquímicos falsificados de grandes marcas. Europol indica que hasta hace pocos años se usaban puertos de gran tráfico en Europa, como Hamburgo en Alemania o Róterdam en Países Bajos. Pero ahora también se están utilizando otros del Mediterráneo y del Báltico, e incluso el transporte por carretera atravesando Rusia para evitar la mayor vigilancia de las autoridades de Centroeuropa.

Fuentes del Servicio para la Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) aseguran que “los puertos de Valencia y Barcelona son dos lugares claros para la entrada de productos ilegales desde China, pero también lo hacen por avión”.

Aunque los servicios policiales europeos y españoles hablan de sofisticadas organizaciones criminales, la realidad es que importar pesticidas fraudulentos no es un ejercicio difícil. No es necesario introducirse en grupos organizados, ni navegar por la web profunda, ni explorar foros cerrados al común de los usuarios. Uno va a Alibaba, teclea el nombre de agroquímicos prohibidos en España, manda un mensaje a empresas productoras de China, la India o Sudáfrica y le llegarán decenas de ofertas para comprar fitosanitarios —según la denominación de pesticidas usada por la industria productora—.

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